sábado, 9 de enero de 2021

OFICINA DE INFORMES




En la ajetreada mañana metropolitana, el hombre se paró en la vereda del frente de un local mediano, tirando a chico, con puerta y vidriera esmeriladas y un gran cartel que ocupaba los casi seis metros de frente con una palabra: “INFORMES”.

Esperó un rato para tomar coraje y cruzó la calle. Se detuvo un segundo ante la puerta de blindex, que lucía una calco del lado exterior: “Informes aquí”. Miró a todos lados para asegurarse que nadie estuviera viéndolo y entró rápidamente.

Un expendedor de turnos, de esos redondos enormes y rojos, con un par de tickets saliendo como la lengua de un galgo, portaba un letrerito: “Informes, sacar número”.

El local estaba vacío; aún así tomó un número, para luego elegir al empleado que estaba en el rincón menos visible. Se acercó a él y se acodó de costado en el mostradormirando a cualquier lado intentando parecer desentendido. Murmurando entre dientes, se atrevió a preguntar: ¿informes?

Sí. Contestó el empleado, también entre dientes, mientras se hacía el distraído, como que escribía algo. 

Bien. Dijo, entregando disimuladamente el numerito al empleado. Tengo.

Ahá

De mi vecino.

Ahá

García, se llama.

Ahá

Sí. Afirmó tontamente en absurdo intento de ganar tiempo

Prosiga, lo estimuló el empleado.

Ya estaba jugado, no había marcha atrás. Finalmente lo lanzó: 

Mi vecino cambió de sodero. Dijo mientras bajaba la mirada intentando ocultar la vergüenza de haberlo mencionado.

El empleado se congeló. Dejó de mirar el mostrador con el falso escrito para clavar sus ojos con dilatadas pupilas en el visitante, que recién entonces levantó temerosamente su mirada.

¿Puede asegurar eso? ¿Cuándo fue? Preguntó el empleado sin ocultar su ansiedad.

No tan rápido, contestó el hombre. ¿A cuánto cotizan ustedes esta información?

Tras mirar una de las pantallas disponibles en el mostrador y teclear algo, le respondió: Doce dólares, cash.

¡Hecho! Dijo, tras lo cual, ahora sí respondió a la pregunta: 

Sí, estoy seguro. Yo mismo lo vi. Fue ayer a la mañana. 10:35 A.M. exactamente. Estaba el camión de la empresa…  hizo un gesto con la mano izquierda pidiéndole al empleado que se acerque, le susurró el nombre al oído y continuó:   Conversaron y los del camión dejaron dos cajones de seis sifones cada uno. Luego se dieron la mano y mi vecino se metió en su casa con total desfachatez.

Increíble, increíble. ¿Algo más? Comentó el empleado mientras registraba los hechos en los sistemas.

Sí. Pero irá recibiendo la información de a poco, tengo que ser prudente. Esto es todo por ahora.

Entiendo. Mejor así. Pase por caja con este código, expresó mientras le pasaba un papelito escrito con una birome.

Se acercó a la caja, donde una cajera de mal talante le recibió el papelito con el código. Son 12 dólares, dijo ella. Sí, confirmó el hombre que, tras pagar, se retiró.



 

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Luis R Maderuelo

Enero de 2021