viernes, 27 de noviembre de 2020

La crisis del Apolo XIII

Historia real. Desarrollada y publicada en la  página de "Juntapuchos" año 2001/2003.

 

El 20 de Julio de 1969 la misión Apollo XI pone al primer hombre en la Luna, en una gesta espacial histórica para la humanidad, seguido por TV por unas  600 millones de personas.  

En noviembre del mismo año parte la misión Apollo XII obteniendo éxito en el mismo objetivo.

El 11 de Abril de 1970 parte la nave espacial Apollo XIII con intención de un nuevo alunizaje. Sería el tercero y por lo tanto no se esperaban sorpresas: ya era como una rutina. Curiosamente, el pobre número 13 ha sido castigado por la casualidad porque esta misión debería ser abortada.

Los módulos que proporcionan normalmente electricidad, agua, oxígeno y luz fallaron mientras los astronautas se encontraban a 320.000 kilómetros de distancia de la Tierra. El astronauta John Swigert después de observar una luz de advertencia acompañada de un “bang”, comunica a tierra:

Swigert: “Okay, Houston, we’ve had a problem here.”
Mission control: “This is Houston. Say again, please.”
Lovell: “Uh, Houston, we’ve had a problem.”

Más adelante esta frase sería distorsionada por el cine, transformándose en la famosa “Houston,tenemos un problema”. La hora: 21:08 del 13 de abril.

Una gran cantidad de luces de advertencia de encendieron en serie indicando la pérdida de dos de las tres fuentes generadoras de energía. Las lecturas de los instrumentos señalaban que un tanque de oxígeno estaba completamente vacío y que el segundo se estaba vaciando. Peor aún era el problema de la energía: no resultaría suficiente. Además,  se estimaba que se quedarían sin agua cinco horas antes de la entrada a la Tierra. El agua era fundamental para los sistemas de enfriamiento de la nave.

El racionamiento fue tan extremo que la tripulación se deshidrató y perdieron peso: entre los tres un total de 16 kilos, casi un 50% más que cualquier tripulación anterior.

Un día y medio después del incidente, las luces de advertencia del nivel de contaminación por CO2 avisaron que se estaba llegando a niveles peligrosos.

¡Una situación desesperada! no sólo para los tres hombres, también para los centenares de personas en tierra responsables de la misión. Todo hacía presumir un desenlace fatal.

La reacción de la Nasa, en medio de la tremenda presión de saber que estos hombres iban a morir, fue propuesta por iniciativa del responsable del programa. Ordenaron a los astronautas investigar de qué cosas disponían y en el módulo lunar: la orden era buscar cualquier cosa, por ínfima o inútil que pareciera. Plásticos, paneles, cintas, cables, envases, elementos de higiene, todo lo que pudieran usar y que no sean, por supuesto, piezas vitales para el funcionamiento. Luego reunieron a un comité de emergencia con distintos científicos y técnicos. Los pusieron en un salón frente a una gran mesa  sobre la que dejaron las mismas piezas de cada uno de todos aquellos elementos que podrían disponer los astronautas.

Era una carrera contra el tiempo en la que se jugaba la vida de tres personas. Y al cabo de un tiempo que pareció interminable, finalmente el comité logró proponer una solución: elaboraron un elemento que era una mescolanza de cosas que sin duda no estaban aplicadas como lo eran en su función original, y dispusieron medidas de emergencia que daría una oportunidad a los astronautas.

Desde tierra los ingenieros explicaron a los astronautas de cuáles eran los elementos que deberían utilizar y cómo construir este objeto, con el que podrían hacer conexiones con el módulo lunar a bordo y de ahí obtener un saldo de recursos indispensables para el regreso. También los guiaron con todas las medidas que debían tomar hasta el límite: sufrieron frío por no poder hacer funcionar los calefactores para ahorrar energía y cada movimiento se medía al milímetro.

Resultado final: La tripulación amerizó perfectamente en el Océano Pacífico cerca de Samoa, el 17 de Abril de 1970.

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Tripulación de la misión lunar Apolo 13
James Lowell, Jack L. Swigert y Fred W. Haise
Hasta aquí la historia. Ahora, nos preguntemos qué habría sucedido si estas personas se hubieran quedado inmóviles por el miedo, desesperanzadas por los aparatos que se les rompieron, con los que funcionaron mal, con los elementos que NO tenían. Sin embargo fueron más prácticos y pusieron todo su ingenio en ver qué había y cómo adaptarlo. Esa actitud salvó tres vidas de una muerte más que segura.

Este grupo de cientos de hombres en la tierra, y otros 3 en el espacio, pudieron trabajar en equipo y lograron sobrevivir adaptando piezas que finalmente sirvieron a objetivos totalmente distintas para las que fueron creadas.

Pudieron ver con criterio amplio  desde lo que sí disponían, descubrir sus posibilidades de adaptación: descubrir esa reserva de valor que todas los objetos tienen. Seguramente muchos elementos que los ingenieros de tierra pudieron ver como solución, podrían haber pasado desapercibidos para una mente más rígida o sin esperanza y coraje para luchar. 






Luis R. Maderuelo

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